lunes, 2 de mayo de 2016

Sabor, sabor


¿Os acordáis de esta canción? Me gustaría que sirviera para amenizar la reflexión de hoy después de contaros la anécdota alimentaria del fin de semana.
Pues salímos dos a cenar la noche del sábado, algo ligero, poca hambre, emociones un poco chungas, y terminamos en uno de estos locales con cinta y platos pasando una y otra vez. Yo les temo. Pues sé que aunque no me guste lo que ofrecen, terminaré comiendo todo y más. Bueno, exagero, reconozco que había algunos platos que sólo verlos producían arcadas. Resumiendo, que terminé comiendo un poco de sushi y sashimi, arroz tres delicias, rollito de primavera, pan de arroz y de postre profiteroles y un helado químico horrible.
A mi acompañante le alucinó ver que yo no ponía ningún tipo de salsa a los platos. Insistió varias veces: la de soja, o la rosita agridulce. Yo pensaba si a un sushi le pongo salsa de soja sabe a salsa de soja, si a un arroz tres delicias le pongo salsa de soja, sabe a salsa de soja. Entonces, ¿para qué variar el alimento base?  A mí lo que no me pasaba por la cabeza era precisamente esa opción. Y entonces me di cuenta de cómo nos han robado el sabor, el gusto por el sabor. Y de repente me alegré muchísimo del cambio que se ha producido en mi cuerpo, de cómo no soporto estos sabores artificiales e intensos tanto en dulce como en salado, de cómo mis células desean más que nada el sabor de lo natural y lo sencillo: una verdura con un poco de aceite y alguna hierba, una fruta sin nada más. Creo que me estoy volviendo vegana sin querer.

4 comentarios:

  1. Tú lo has dicho: ¿para qué variar el alimento base?

    Los japoneses, cuando comen en un restaurante japonés de Japón (allí los llaman restaurantes a secas), no comen las mismas cosas que usamos aquí. Ni los chinos tampoco. En los restaurantes chinos de China, quiero decir, en los restaurantes japoneses de China no lo sé.
    Uy, esto parece un monólogo del club de la comedia, ja ja ja.

    Pero entiendo lo que dices (lo que dices tú, lo que digo yo es complicao). Las cosas más sencillas son deliciosas también. Unas fresas lavadas están buenísimas. Si les pones azúcar, también. Si les añades un hojaldre por debajo, crema chantilly, gelatina encima y las metes en el horno... pues pierden el sabor a fresa. Eso sí: están de muerte, ja ja ja.


    No me hagas caso, hoy estoy p'allá, ja ja ja.

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    1. Jajaja sí, pero fíjate que entonces ya no estamos comiendo fresas por su sabor, estamos comiendo un postre que sabe básicamente a azúcar y, casualmente, contiene algo de fresas...Menos es más, en este caso, estoy aprendiendo esto y disfrutando con ello. Besitos guapa!

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  2. Yo en casa siempre tengo salsa de soja, miso y especias.
    No me gustan las salsas compradas. Si quiero salsa la preparo en casa.
    Me encanta el pesto vegano y casero. (El comprado lleva queso y sabe horrible).
    Nunca me gustaron las salsas de bote. Ni mayonesa, ni kétchup, ni nada de eso.

    La salsa de soja la uso para platos de arroz fritos (me encanta, creo que es una de mis comidas favoritas). Y las especias de las pongo a todo, menos a la fruta.

    Y hablando de fruta... de eso me estoy alimentando yo estos días. Fruta casi todo el día, menos por la noche que hace más fresquito y me apetece algo cocinado y calentito.

    Lo bueno: mi piel se está poniendo súper bonita.
    Lo malo: los dos kilos que había conseguido ganar, los he perdido.

    Pero es que el cuerpo no me pide otra cosa.
    Me como kilos y kilos de plátanos a lo largo de la semana.
    Melocotones, melón, piña, dátiles, fresas, papaya...
    Dentro de un ratito subiré un post con alguna foto. ^^

    Lo mejor de todo, es la energía que tengo, que no sé qué hacer con ella. Ja,ja. ^^

    Muchos besos y sigue así. Que el sabor natural es lo mejor de lo mejor. Añadirle salsas a nuestros platos, llenas de a saber qué, no puede ser bueno.

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    1. ¿Adelgazas comiendo fruta? A mí creo que me pasa al revés, excepto cuando es piña...tengo que probarlo más ahora que viene el calor. Un beso, corazón

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