lunes, 6 de junio de 2016

No me digas gorda...replicó el espejo.

Tuve una amiga que se llamaba así misma gorda, amorfa, estúpida y vieja. Esa amiga decía que jamás me diría a mí algo así cuándo le increpé por ello. En los demás no era un problema, decía, sólo en ella misma. Pero lo cierto es que yo veía cómo ese mismo desprecio lo sentía por otras mujeres que no cumplían los parámetros de belleza que ella misma se había autoimpuesto. Por supuesto, no decirlo no significa no pensarlo o sentirlo. Se comparaba continuamente. Con las demás o con la imagen de si misma que tenía en el recuerdo o en la imaginación, según el día. Y yo no podía hacer otra cosa que entristecerme por ella. Más tarde terminé entristeciéndome por las dos y nuestra amistad acabó deshaciéndose, altamente intoxicada.
A mí me parece que no hay nada más triste que alguien que no se ama. Porque está claro que no amarse implica no saber amar a los otros tampoco.
Todos tenemos algún complejo. Os cuento que mis pechos son grandes y caídos. Jamás iría por la calle sin sujetador. Os cuento que siempre me ha parecido que tengo unos genitales grandes ups! y por eso procuro llevar siempre las camisas que me los cubran. Os cuento que tengo un buen pandero. No tiene solución, ahí está inevitablemente. Os cuento que mis rodillas no me resultan bonitas y cuando llevo falda suele taparme las rodillas. Os cuento que mis manos son anchas y bastante masculinas. Os cuento que soy bastante peluda y tengo que depilarme casi a diario por todas partes. Os cuento, que peso más de lo que debería, eso ya lo sabéis. 
Pero a pesar de todo eso, NO me diré jamás con desprecio que soy una gorda culona peluda de pechos caídos y rodillas como culos de gallina. Nisiquiera me diré jamás que valgo menos por eso. Hay que quitar el SOY por el TENGO y dejar de maltratarse y dejar de compararse.
Las emociones tóxicas engordan más que la comida! Y como otros saben decirlo mejor que yo aquí os dejo estos vídeos. Mirad, reflexionad y contadme...si lo tenéis a bien.







8 comentarios:

  1. ¿Y yo qué digo ahora?
    Que gracias por esta bofetada de realidad. Solo conocía el segundo de los vídeos.
    Como te dije en el comentario en mi blog, yo no me digo cosas feas (menos aún de los demás). Sé cuáles son mis virtudes y cuáles mis defectos, pero lamentablemente nos enseñan a esconder las primeras y a señalar los segundos.
    Tengo cierta tendencia a bromear sobre mi peso porque me he acostumbrado a que otros lo hagan, así que… supongo que me adelanto. Si alguien comenta: "estoy gorda, peso 70 kilos", yo, enseguida digo: "eso pesaba yo cuando nací".
    A partir de ahora, me comprometo a no hacerme comentarios dañinos, ni directa ni indirectamente.
    Un abrazo, mi niña linda.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Dicen por ahí que detrás de toda broma hay algo de verdad. Yo también soy de reírme de mi misma, que si las alas de murciélago, que si no sé qué, pero lo cierto es que la imagen interior que tenemos puede ser muy destructiva. Yo a los 24 estuve al borde de la anorexia. Cada vez que veo las fotos y recuerdo los sentimientos que mi cuerpo, a pesar de la delgadez, me provocaba no me lo puedo creer. Hablo con conocimiento de causa, terapia de choque desde el cariño y el respeto. Ya tienes a tu maridito para que te diga cosas lindas :)
      Curvitas, mucho ánimo, de verdad!!

      Eliminar
  2. Hace unos días estuvieron por aquí unos amigos y ellos están casi todos saludables porque hacen mucho deporte y en algún momento hice la típica broma de que si "el otro día cuando fui a la playa vino un señor y me echó un cubo de agua por encima como si fuera una ballena varada" o "que me arponearon". En el fondo me río para quitarle hierro al asunto, pero me jode estar así. Y aunque he hecho ultimamente un gran esfuerzo, y sigo en ello, eso no tiene valor para ellos dado que desconocen ese largo camino y hace mucho que no me ven. Está claro que hay que tener autoestima y quererse, aunque a veces cueste, pero no queda otra. Hala, voy a ver los vídeos. Besotes

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cuando alguien no ha padecido nuestro problema identifica una persona gruesa con una persona dejada que no sabe cuidarse. Nada más lejos de la realidad. Si que es cierto que hay personas que padecen sobrepeso por culpa de sus malos hábitos. Pero no toda. Por eso yo creo que hay que aprender a valorar el esfuerzo que hacemos -haya o no resultado ideal- y, claro, querernos mucho mucho muchísimo. Primero nosotros, después ya vendrán los demás. Muacks y remuacks!

      Eliminar
  3. Estamos habituadas (más nosotras que ellos, aunque haberlos haylos) a autocriticarnos. Y si en algún momento de nuestra vida hemos pensado que somos bonitas, graciosas, inteligentes... y nos hemos atrevido a decirlo en voz alta, en seguida ha llegado alguien para recordarnos que no hay que ser prepotentes ni pretenciosas. Es cierto que la modestia es una virtud, pero saber apreciar las cosas en su justa medida también.
    Luego tenemos la autoestima por los suelos.
    Qué pena, por favor.

    Si en algún momento me he autollamado vaca o gorda, o he confesado que me he sentido fea y enorme... ha sido un instante concreto de mi vida, y probablemente algún factor externo haya venido a joderme el día y yo haya terminado por ceder como una mema. Pero no, yo soy una mujer y no una vaca, ni un pato ni un cisne (aunque todos necesitamos metáforas para darle algo de poesía a la cosa, ja ja ja).

    Sin embargo, con los años, voy dando menos importancia a la opinión que pueda venir de otros, cada vez me gusto más y me fijo en las mujeres mayores que yo para comprobar con alegría que se puede ser preciosa con sesenta o setenta años. Lo habitual es que esas mujeres guapas y mayores estén muy satisfechas con sus vidas. Esa alegría les da una pátina a la cara que ríete tú de los maquillajes.
    A eso aspiro :-)))


    Un besote, Lady Q & company

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues eso! Y si no, siempre están estos selfies maravillosos que estilizan y a los que ponemos cuatrocientos filtros divinos jajaja

      Eliminar
  4. Yo tengo mi propia opinión al respecto.
    Es normal no estar contenta con una misma, básicamente porque nos bombardean todo el tiempo con la imagen de la mujer perfecta.
    Anuncios para todos los "problemas" inventados. Arrugas, celulitis, manchas, grasa localizada, cremas para depilarse, anuncios de cuchillas para mujeres, en los que las mujeres que se están depilando ¡NO TIENEN NI RASTRO DE VELLO!, maquillajes, cremas para las ojeras, fajas para esconder carnes...
    En fin.
    Todas estas cosas que nos han dicho que son un problema; que debemos eliminar sí o sí, son normales. Casi todas las mujeres tenemos celulitis, estrías, grasa localizada, nos salen arrugas con los años, se nos caen las carnes, engordamos con los años, tenemos ojeras, manchas, vello corporal... los hombres también, pero nadie los criminaliza por ello. Ve a la playa sin depilar, y verás como las miradas acusadoras se posan en ti, como si en vez de pelitos, tuvieses mugre. Engorda unos kilos, y tendrás que escuchar todo tipo de comentarios, aunque no siempre malintencionados. Sal sin maquillaje y alguien te dirá que tienes mala cara. Parece una obligación estar siempre perfecta, y como es imposible, somos esclavas del consumismo de cientos de productos caros e inútiles, que nos venden como el milagro para ser "guapas, delgadas, perfectas".

    Había una imagen por ahí, que decía algo así como "Si mañana las mujeres se gustasen a sí mismas ¿Te imaginas cuántos negocios quebrarían?"

    Yo, después de muchos años, he aprendido a quererme a mí misma. Con mis estrías, mi celulitis, mi vello corporal, mis lunares, mis cicatrices, mi pelo indomable... Y a quien no le guste, que se joda. Yo no tengo porqué cambiar para agradar a nadie, para encajar, o para acercarme un poco más a esa imagen mental que todos tenemos de "cuerpo perfecto".

    Un besito :*

    ResponderEliminar